25 de julio de 2022 - Fiesta de Santiago

2 Cor 4:7-15; Mt 20:20-28

Homilía

            Hay varios Santiago en el Nuevo Testamento.  El que celebramos hoy es el hermano de Juan e hijo de Zebedeo.  Este Santiago fue uno de los primeros mártires.  Herodes lo mandó matar durante la primera gran persecución de la Iglesia, incluso antes de que Pedro fuera detenido.  Junto con su hermano Juan, compañero como él de Pedro, ocupa un lugar muy especial en la vida pública de Jesús.  Junto con Juan, fue uno de los primeros discípulos en preguntar a Jesús "Maestro, ¿dónde te alojas?  Es uno de los que Jesús lleva con él al Monte de la Transfiguración, a la cámara donde resucita a la hija de Jairo y, finalmente, al Huerto de los Olivos.

            En el Evangelio que acabamos de leer, Santiago y Juan acuden a Jesús con su madre, que era una de las mujeres que seguían a Jesús y que se encontrará en el Calvario en el momento de la muerte del Señor (Mt 27,56).  Es importante recordar que la escena que se nos narra hoy tiene lugar inmediatamente después del tercer anuncio de Jesús de su pasión y resurrección.  Así pues, los dos discípulos y su madre no piensan en un reino terrenal ordinario, sino que saben que se trata de un reino futuro.  Lo que piden no es un simple cargo honorífico.  Piden que se les asocie estrechamente con el ejercicio de su autoridad.  Jesús no les reprende de ninguna manera; y cuando les pregunta si pueden beber el cáliz que va a beber, parece que entienden que es de su muerte y pasión de lo que habla.

            La reacción de los demás Apóstoles da a Jesús la oportunidad de explicar una vez más, como volverá a hacer en la Última Cena, el significado de la autoridad en Su Reino, es decir, en la Iglesia. "Los jefes de los gentiles los tienen bajo su poder y los grandes bajo su dominio.  No debe ser así entre vosotros", dice Jesús.  Y explica que toda la autoridad en su reino debe ser puro servicio, pues el Hijo del Hombre ha venido precisamente no a ser servido, sino a servir y, añade, a dar su vida como rescate.

            En una comunidad monástica como la nuestra, estructurada según la Regla de San Benito, es importante que cada miembro de la comunidad, sean cuales sean sus funciones, pequeñas o grandes, recuerde este mensaje de Jesús, y se mantenga constantemente en una actitud de servicio mutuo y desinteresado.

Armand VEILLEUX