Homilía del 5 de noviembre de 2021, -- Viernes de la 31ª semana

Lucas 16:1-8

Homilía

          En este Evangelio, que ciertamente no es fácil de interpretar, Jesús se refiere probablemente a un engaño que había ocurrido poco antes y que probablemente era bien conocido por su audiencia.  Puede que fuera una historia que se repitiera y que hiciera reír a la gente.  Ciertamente, Jesús no pretende que esta historia nos enseñe a engañar a nuestro empleador o al gobierno. 

 

Un detalle interesante es que Lucas es el único evangelista que ha relatado esta historia; y sabemos lo preocupado que está Lucas por la pobreza y el peligro de la riqueza y el dinero.  De hecho, la frase que resume toda la historia es la última (la tendremos en el Evangelio de mañana): "No podéis servir a Dios y a las riquezas".  Lucas da al dinero un nombre propio, "Mammón", para mostrar que si nos hacemos esclavos del dinero, éste se convierte en nuestro amo y nos domina como lo haría un amo humano.

          La enseñanza de Jesús en esta historia es, por tanto, la siguiente:  Si los hijos de este mundo, que son a su vez esclavos de las cosas materiales, son tan listos... cuánto más listos deberíais ser vosotros, que decís ser los hijos de Dios.  Debéis utilizar el dinero, no para construir una seguridad para un futuro temporal y mundano, sino para construir un reino eterno, tanto para vosotros como para vuestros semejantes.  Y la forma de hacerlo es considerar que no son los dueños de lo que tienen.  Ustedes son sus custodios y deben utilizarla según las necesidades de todos, no sólo las suyas personales.

          Sabemos que hay mucha codicia en cada uno de nuestros corazones, y sabemos que hay mucha codicia y engaño en el mundo, tanto en las relaciones individuales como entre las naciones o bloques de naciones.  Y sabemos que éste es el origen de todas las tensiones entre individuos y de todas las guerras entre pueblos.

          Volvamos a hacer, cada uno de nosotros, nuestra opción por Dios antes que por las riquezas o cualquier otra cosa, y pidamos a Dios que ilumine los ojos y guíe las acciones de quienes tienen en sus manos la vida y el destino de millones de personas necesitadas.