30 de noviembre de 2021 - Fiesta de San Andrés
Rom 10:9-18; Mat 4:18-22
Homilía
Cuando los discípulos lo dejaron todo para seguir a Jesús, corrieron un gran riesgo. Poco antes habían venido otros profetas que habían afirmado ser el Mesías, y muchos los habían seguido, para darse cuenta después de que se habían equivocado. Los seguidores de Jesús fueron más afortunados; el que seguían era el verdadero Mesías. Por ello, a menudo recordaban más tarde el momento en que escucharon su primera llamada, y probablemente lo adornaban un poco. Cada uno de los evangelistas relata esta primera llamada de forma personal y la sitúa en un contexto diferente. Tienden a dar la impresión de que su respuesta fue inmediata y definitiva. En realidad, dudaron mucho y no abandonaron definitivamente sus ocupaciones hasta después de la Resurrección. Pero, al condensar los acontecimientos en un solo episodio, quieren subrayar dos puntos esenciales. La primera es la capacidad de la llamada de Dios, una vez escuchada, de movilizar todas las energías humanas. La segunda es la autoridad con la que Jesús elige a sus discípulos.