4 de octubre de 2025 Sábado, 26ª semana

Ba 4,5-12.27-29; Lucas 10,17-24

Homilía

Queridos hermanos,

          El Evangelio de hoy está tomado de la serie de enseñanzas que Lucas recoge durante la subida de Jesús a Jerusalén, que hemos estado leyendo durante unos días, y que comienzan enumerando las exigencias radicales del seguimiento de Cristo: "El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de mí...". Luego Jesús envía a sus discípulos en misión, de dos en dos. Y cuando regresan, regocijados por su éxito -han conseguido expulsar a los espíritus malignos-, Jesús les recuerda que esto les ha sido concedido. Y se les ha concedido porque lo dejaron todo para seguir a Cristo y se hicieron "pequeños".

          Y entonces el propio Jesús se regocija cuando habla con su Padre, porque este mensaje, oculto a los grandes y poderosos, ha sido revelado a los que se han hecho pequeños. Aunque este año no celebramos la fiesta de la Pequeña Teresa -que cayó en domingo-, ella siempre nos recuerda que éste es también el sentido de la Infancia Espiritual. En el Evangelio, Jesús nunca nos llama a seguir siendo niños. Nos llama a "convertirnos en niños". Esto es muy distinto. Para convertirte en niño, primero debes haberte convertido en adulto y luego ir más allá. El camino de la infancia espiritual enseñado por Teresa es el camino de la abnegación que conduce a la libertad.

Celebramos hoy la memoria de san Francisco de Assisi.

Armand Veilleux